Con la ilusión de un niño chico

Tras la emoción del reto logrado y unos pocos días de resaca  melancólica, hoy he comenzado a preparar mi segundo Maratón. Finalmente me decidí por Barcelona, que era la opción que revoloteaba por mi cabecita desde hace meses. La oportunidad de correr junto a uno de mis mejores amigos por Madrid, me hizo replantearme la idea, pero finalmente la experiencia queda pospuesta para mejor ocasión. 

Barcelona es una ciudad que me encanta y con la que me unen fuertes lazos familiares y sentimentales, por lo que no he tenido que pensármelo mucho a la hora de hacer click en la web de la carrera y soltar los 50 euritos del dorsal.

Muchas veces nos comportamos como inocentes chiquillos ante cualquier cosa que nos reporte un mínimo de felicidad, y pocos segundos después de finalizar el proceso de inscripción, estaba excitado como cualquier niño antes de la cabalgata de los reyes magos.

El Marathon Blues se acabó en ese preciso instante, comienza otra nueva aventura.

La preparación será similar a la de Valencia, aunque puliendo los posibles fallos que cometí en su momento. No seguiré ningún plan específico, pero como en la misma web de la organización hay un plan de 14 semanas bastante interesante y razonable para hacer sub 4 horas, lo iré mirando de reojo porque precisamente comienza hoy.

Mi objetivo será simplemente disfrutar. Puede parecer una completa locura pensar que correr 42 kilómetros y pico puede ser divertido (sobretodo después de sufrir en las propias carnes la experiencia), pero ahora mismo fijarme un objetivo concreto de tal o cual marca no me apetece en absoluto.

Iré adornando mis futuras entradas sobre la carrera con fotos por la ciudad condal de mi propia cosecha. Tengo muchas y de distintas épocas de mi vida, en días de asueto visitando a familiares y amigos, paseando por la bonitas calles y sacando fotos cual turista japonés.

Esas calles me están esperando, nos veremos en 14 semanas.